jueves, 4 de noviembre de 2010

Cervicales. Palpación.

PALPACION DE CUELLOFinal del formulario

Para la palpación de cuello, se invita al paciente a colocarse en posición supina con una almohada de tamaño medio debajo de su cabeza. La cabeza debe de esta suficientemente elevada para permitir que los dedos del operador puedan desplazarse libremente en todas las regiones del cuello.
Es conveniente observar la posible existencia de tensión en la región suboccipital y en los músculos cervicales superiores, y a continuación en los músculos laterales. Si se observa una tensión muscular localizada, y se confirma por las respuestas el paciente, conviene delimitar esta región de tensión, al paso que se procura determinar su tamaño y longitud y la dirección de las fibras. Se procede a la palpación de las apófisis transversas del atlas, entre las apófisis mastoides y la rama maxilar inferior. Desde el punto de vista de la posición, es muy importante la relación de la apófisis transversa con la punta de la mastoides, lo que más adelante nos permitirá la comparación de la amplitud de movimiento. Nomas déjenme decirles que las apófisis transversas del “atlas” son siempre ligeramente sensibles y que no debe atribuirse un significado particular en este aspecto.
Se procede entonces a la palpación de las apófisis articulares de la columna cervical, observando la posible existencia de sensibilidad y su prominencia. Se logra una mayor información respecto a las apófisis articulares que en relación con las apófisis transversas o espinosas debido a que las apófisis transversas son casi siempre sensibles y difíciles de palpar, mientras que las apófisis espinosas son tan irregularmente variables, incluso en el individuo normal, que no es posible de esta forma descubrir ningún defecto postural. Las apófisis espinosas de la región cervical son útiles para observar la amplitud de la flexión y la extensión, pero el valor de su palpaciones notablemente menor que en el caso de las apófisis articulares. Normalmente las apófisis articulares son más regulares y la prominencia de una apófisis articular es un signo valioso de defecto postural.
Se procede entonces a la palpación cuidadosa de las apófisis articulares, en primer lugar con el cuello ligeramente flexionado, y a continuación con el cuello en flexión completa. Para lograrlo un buen método consiste en apoyar la cabeza del paciente sobre el abdomen manteniendo así la cabeza flexionada y quedando las dos manos libres para la palpación. La posición de flexión completa del cuello nos permite, a veces, palpar más fácilmente las prominencias de las apófisis articulares.
Ya después que se observaron los defectos posturales, la maniobra siguiente consistirá en descubrir la posible limitación o exageración del movimiento en cualquier dirección.

Prueba de rotacion

Con el paciente en posición supina, se colocan las palmas de las manos sobre cada lado de la cabeza del paciente cubriendo ligeramente los oídos. Conviene usar los pulpejos de los dedos índices y medio para palpar los rebordes de las apófisis articulares, y se procede entonces a ir a la cabeza y el cuello hasta que se comprueba que la vertebra está incluido en la rotación. A medida que la vertebra empieza a girar puede apreciarse el movimiento de los rebordes de las carillas articulares. La amplitud de los movimientos debe compararse con la amplitud del movimiento que se observa por encima y por debajo. Si se experimentan dificultades para esta palpación, pueden usarse las apófisis espinosas como puntos de referencia para la prueba de rotación.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario